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jueves, 16 de enero de 2003

Diario Secreto de Ana Bolena, de Robin Mawell

Al alcanzar el trono de Inglaterra, la joven Isabel I recibe en secreto el diario de su madre fallecida. Éste revela la relación que Ana Bolena mantuvo con Enrique VIII; el cortejo al que la sometió el rey; el rechazo a convertirse en su amante y su posterior asentimiento -con el consecuente desafío a la Iglesia-; su lucha por la obtención de un lugar en la corona para su hija y su ejecución final en la Torre de Londres acusada de adulterio. A medida que Isabel descubre a la madre que nunca conoció y comprende la injusticia que se cometió con ella, el lector se adentra en el relato para desvelar uno de los misterios más oscuros de la historia: por qué Isabel I, apodada "La Reina Virgen", decidió no casarse ni tener descendencia, acabando así con la dinastía más poderosa que jamás haya gobernado Inglaterra.

Isabel aprende a través de la lectura de este diario quien era su madre. Al haber muerto como una traidora, las personas no le hablaban de ella en su infancia. Al haber sido su padre un dios para ella, también ella tenía recelos de esa imagen de su madre como traidora, que lo había engañado y hecho sufrir al grado de que el decidió darle esa muerte tan denigrante.


Isabel tenía el parecido físico de su padre (era una Tudor), pero quizás mucha de su valentía, de su carácter (el como le gustaba exasperar a sus consejeros, sus respuestas tan llenas de ingenio), el no quererse dejar dominar por un hombre, no venían de la rama de los Tudor sino de su madre, Ana Bolena.
Isabel era extraordinariamente inteligente, no sólo porque hablara seis idiomas con fluidez, ni porque hubiera destacado en todos sus estudios, sino porque también entendía que no podía dejarse llevar por sus pasiones. A diferencia de sus medios hermanos (Eduardo, que había sido un convencido protestante, donde esta religión creció mucho bajo su mando, o María, que fue una católica fanática que al llegar al poder quiso erradicar a los protestantes y mató miles de sus súbditos en las hogeras), Isabel entendía que debía haber un término medio en cuestión de religión. Que cada quien debía tener el derecho a practicar su religión como su conciencia se lo dictara y que el estado solo podía regir la conducta externa. Esto, para una época en que su padre se había eregido voz de la Iglesia sobre Inglaterra, es un avance grandísimo en las libertades humanas.

Isabel aprendió (en este libro, se dice que a través de la lectura del diario de Ana) que a su madre la perdió el dejarse llevar por la cólera y el anhelo de venganza; y que era peligroso tomar decisiones desde estas emociones. También que los hombres no eran dignos de confianza: que la mujer venía a ser una posesión del padre al que había que servir hasta que este decidiera desposarla y entonces, debía pasar a servir al marido.
Isabel había querido mucho a su última madrastra, Catalina Parr. Isabel tenía 9 años cuando su padre se casó con ella, y gracias a ella, Isabel no sólo pudo vivir junto a su padre sino además, ser reconocida como hija y restaurada en la línea de sucesión.
Fue Catalina Parr quien le enseñó a Isabel el arte de la diplomacia: cuando contenerse, cuando callar para proteger a otros y cuando hablar con valentía.
Su padre la abandonó cuando su madre cayó en desgracia, su cariño siempre estuvo sujeto a su obediencia; el Almirante Thomas Seymour (esposo de Catalina) engañó a su esposa y con la vergüenza que esto le ocasionó, Isabel la vió perder su salud. Este libro comenta que cuando la Reina Viuda dio a luz, su marido tardó tres días en mandar traer a los médicos poniéndola en peligro, como si quisiera que muriera. Seymour –que la había pretendido- le muestra que los hombres no son dignos de confianza y que la buscan para tener acceso al poder que su rango les provee. Dudley, su amante cuando ella ya es reina, se sospecha mata a su mujer para estar libre y poder casarse con la Reina. No es raro que con tales desplantes de los hombres que conoció en su infancia, y el anhelo de poder de sus pretendientes, Isabel decidiera permanecer soltera durante toda su vida. ¿Para que estar bajo el yugo de un hombre, si ella podía mandarse sola?





Sobre la autora: Además de dedicarse a la actividad profesional que he citado, Robin Maxwell ha escrito otras novelas, centradas en esta misma época, entre ellas “El bastardo de la reina. El hijo secreto de Isabel I”. Y si mi inglés no me falla, según las informaciones que he encontrado en internet, su último libro, no editado aún en español, se titula “Mademoiselle Boleyn” y narra la estancia de Ana Bolena en la corte francesa, durante su infancia y juventud, lugar a donde había sido enviada por su padre ….. como espía.



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