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jueves, 10 de mayo de 2001

Los renglones torcidos de Dios, de Torcuato Luca de Tena

Alice Gould es ingresada en un sanatorio mental. En su delirio, cree ser una investigadora privada a cargo de un equipo de detectives dedicados a esclarecer complicados casos. Según una carta de su médico particular, la realidad es otra: su paranoica obsesión es atentar contra la vida de su marido. La extrema inteligencia de esta mujer y su actitud aparentemente normal confundirán a los médicos hasta el punto de no saber a ciencia cierta si Alice ha sido ingresada injustamente o padece realmente un grave y peligroso trastorno psicológico.
Desde el primer momento la novela toma el punto de vista de su protagonista, Alice Gould de Almenara, lo cual es uno de sus mayores aciertos, en varios sentidos.

En primer lugar, es una forma impecable de presentar lo que es la vida en un psiquiátrico a un público ajeno a sus entresijos. Alice, la recién llegada, prueba en sus carnes la humillación de ser registrada y que la despojen de sus propiedades, algo que le produce inseguridad y la hace vulnerable, sobre todo cuando le quitan su ropa y sus cremas, que le dan seguridad en sí misma.
Paso a paso la protagonista se adentra en el inquietante mundo del sanatorio, es sometida a pruebas psicológicas que supera con una enorme capacidad de dialogar y disentir que sirve para dar vida a una personalidad arrolladora y carismática que fascina tanto al personal del centro como a los pacientes y es trascendental para conseguir una identificación con ella que permita ignorar algunas incongruencias posteriores. Alice Gould es un personaje con vida propia, capaz de despertar todo tipo de emociones.
Rebautizada como Alicia para no destacar, pronto afirma que ella no es una paciente, sino una detective infiltrada en el lugar para investigar un asesinato ocurrido un par de años atrás, y que el director, ausente por vacaciones (buena estrategia para posponer algunas situaciones) es la única persona que conoce su personalidad y el caso que la retiene allí.
Algunos de los pacientes resultan conmovedores en sus enfermedades y los posibles motivos para sufrirlas en un lugar que sólo en los últimos tiempos les trata como seres humanos (la novela fue publicada en 1979) y les proporciona tratamientos que le sirven de ayuda e incluso de curación.
Hacia la mitad de la novela, cuando ya se ha conseguido que todo el psiquiátrico se ponga de parte de Alicia regresa el director, y es el único que no sucumbe a sus encantos, además de declarar no conocerla de nada…
En este punto comienza otra parte de la novela, en la que la protagonista se ve presionada a probar que dice la verdad para no ser tomada por loca.
Las reflexiones de Alicia, los impresionantes diálogos/enfrentamientos entre ella y los médicos, sobre todo los enfrentamientos con Alvar (a veces algo artificiales y/o rebuscados), mantienen una intriga cuya resolución vacila entre unas y otras revelaciones con un ritmo que apenas flaquea y cuya única pega es la poca credibilidad de algunos hechos y actitudes.
Si bien he incluido esta novela en la categoría de aventura y misterio, a falta de otra mejor, el autor incluye subtramas de mayor profundidad al recrear los casos de los enfermos y hasta resolver algunos de ellos mediante el reconocimiento de estos del origen de su problema, lo que ahonda en la fragilidad y la capacidad de autoengaño "en defensa propia" de las personas hasta límites desgarradores.

Curiosidad: el autor se internó voluntariamente en un centro psiquiátrico durante dieciocho días para preparar la novela.


Fragmentos del primer capítulo de la novela:
—Dígame, señora: ¿sabe usted qué casa es ésta?

—Sí, señor. Un manicomio —respondió ella dulcemente.

—Ya no los llamamos así —corrigió el doctor con más aplomo—, sino sanatorio psiquiátrico. Sanatorio —insistió, separando las sílabas—. :Es decir, un lugar para sanar. ¿Puedo hacerle unas preguntas, señora?

—Para eso está usted ahí, doctor.

—¿Querrá usted responderme a ellas?

—Para eso estoy aquí.

El doctor trazó, como al desgaire, unas palabras en un bloque: "aplomo", "seguridad en sí misma", "un dejó de insolencia...". Intentó conturbarla.

—No ha contestado directamente a mi pregunta. ¿Qué es lo que le ………

—Que si querré responder a su interrogatorio. Y mi respuesta es afirmativa. Soy muy dócil, doctor. Haré siempre lo que se me ordene y no daré a nadie quebraderos de cabeza.

—Es un magnífico propósito —dijo sonriendo el médico—.
***
—Y usted, señora, ¿qué estudios tiene?

—Soy licenciada en Ciencias Químicas.

—¿Se dedica usted a la investigación?

—Usted lo ha dicho, doctor. Pero no a la investigación científica, sino a otra muy distinta: soy detective diplomado.

—¡Ah! —exclamó con simulada sorpresa el médico—. ¡Qué profesión más fascinante!

Pero lo que verdaderamente pensaba es que no había tardado mucho la señora de Almenara en declarar uno de sus delirios: creerse lo que no era. Pretendió ahondar algo en este tema.

—Realmente fascinante... —insistió el doctor.

—En efecto: lo es —confirmó Alice Gould con energía y complacencia.

—Dígame algo de su profesión.

—¡Ah, doctor! Su pregunta es tan amplia como si yo le pidiera que me hablara usted de la Medicina...

—Reláteme alguna experiencia suya en el campo de la investigación privada. Seguramente serán muchas y del máximo interés.

—Cierto, doctor. Son muchas e interesantísimas. Pero todas están incursas en el secreto profesional.
***
—¿Conoce su marido el despacho donde usted trabaja?

—No.

—¡Es asombroso!

Alice Gould le miró dulcemente a los ojos.

—¿Puedo hacerle una pregunta, doctor?

—¡Hágala!

—¿Conoce su señora este despacho?

El médico se esforzó en no perder su compostura.

—Ciertamente, no.

—¡Es asombroso! —concluyó Alice Gould, sin extremar demasiado

su acento triunfal.

—Este lugar —comentó el doctor Ruipérez— ha de estar obligadamente rodeado de discreción. El respeto que debemos a los pacientes... La detective no le dejó concluir.

—No se esfuerce, doctor. También yo he de estar rodeada de discreción por el respeto que debo a mis clientes. Nuestras actividades se parecen en esto y en estar amparadas las dos por el secreto profesional.

—Bien, señora. Quedamos en qué su marido no conoce su despacho. Pero ¿sabe, al menos, a qué se dedica usted?

—No. No lo sabe.

—¿Usted se lo ha ocultado?

—De ningún modo. El no lo sabe porque se empeña en no saberlo. Por ésta y otras razones, creo sinceramente que es un débil mental.

—Muy interesante, muy interesante...
***
—¿Conoce usted, señora, con exactitud las razones por las que se encuentra aquí?

—Sí, doctor. Estoy legalmente secuestrada.

—¿Por quién?

—Por mi marido.

—¿Es cierto que intentó usted por tres veces envenenar a su esposo?

—Es falso.

—¿No reconoció usted ante el juez haberlo intentado?

—Le informaron a usted muy mal, doctor. No estoy aquí por sentencia judicial. Fui acusada de esa necedad no ante un tribunal sino ante un médico incompetente. Jamás acepté ante el doctor Donadío haber hecho lo que no hice. Del mismo modo que nunca confesaré estar enferma, sino "legalmente secuestrada".

—¿Fue usted misma quien preparó los venenos?

—Es usted tenaz, doctor. De haberlo querido hacer, tampoco hubiera podido. Pues lo ignoro todo acerca de los venenos.

—¡Realmente extraño en una licenciada en Químicas!

—Doctor, no sería imposible que durante mi estancia aquí tuvieran que operarme de los ovarios. ¿Sería usted mismo quien me interviniese?

—Imposible, señora. Yo no entiendo de eso.

—¿No entiende usted? ¡Realmente extraño en un doctor en Medicina!

—Mi especialización médica es otra, señora mía.

—Señor mío: mi especialización química es otra también.

Rió la nueva reclusa, sin extremarse, y el doctor se vio forzado a imitarla, pues lo cierto es que lo había dejado sin habla. De tonta no tenía nada. Podría ser loca; pero estúpida, no.

—En el informe que he leído acerca de su personalidad —comentó Teodoro Ruipérez— se dice que es usted muy inteligente. Alice sonrió con sarcasmo, no exento de vanidad.

—Le aseguro, doctor, que es un defecto involuntario.

***

—Afirma usted, señora, carecer de motivos para haber intentado envenenar a su marido.

—En efecto. Nadie tiene motivos para destruir un espléndido objeto ornamental. Mi decepción, respecto a la vacuidad de su carácter, no puede obcecarme hasta el punto de negar que su exterior es asombrosamente perfecto. Créame que me siento orgullosa cuando leo en los ojos de otras mujeres un punto de admiración hacia su espléndida belleza. ¡Cierto que experimento la misma vanidad cuando alguien en el hipódromo elogia la armonía de líneas del caballo preferido de mis cuadras! ¡Y no se me ocurre por ello matar a mi caballo!
***

—Hay algo, señora de Almenara, que quisiera advertirle. Apenas cruce esa puerta entrará usted en un mundo que no va a serle grato.

—Si hubiera podido escoger —dijo ella sonriendo— habría reservado plaza en el hotel Don Pepe, de Marbella, y no aquí.

Sin hacer caso de su sarcasmo, Ruipérez prosiguió:

—No toleramos que unos pacientes hieran, humillen o molesten voluntariamente a los demás. Si un enfermo, por ejemplo, sufre alucinaciones y cree ver al demonio, no toleramos que otro u otros, por mofarse de él, le asusten con muñecos o dibujos alusivos al diablo. Los castigos que imponemos a quienes hacen eso son muy duros.

—Hacen ustedes muy bien.

La Historia Interminable, de Michael Ende

Bastián es un chico de diez u once años de edad cuya vida no es fácil, ya que ha quedado huérfano de madre y mantiene una relación distante con su padre. Tampoco se relaciona con los chicos de su edad en la escuela, ya que es objeto de burlas y maltratos. Por lo tanto, suele refugiarse en los libros llenos de aventuras, lo que le permite disfrutar de un mundo que le parece más interesante que su vida real. Un día, escapando de un grupo de chicos que lo molestan, Bastián se refugia en una librería, propiedad del Sr. Koreander, donde encuentra un libro titulado "La historia Interminable". Para Bastián, este es el mejor libro de todos, porque él siempre ha querido una historia que nunca termine. Así, el muchacho no puede resistirse a robar el libro y huir con él al desván de su escuela. Allí comienza a leerlo.

En el reino de Fantasia, la Emperatriz Infantil está mortalmente enferma. Y conforme su padecimiento progresa, la imaginación está condenada en sí. Su reino y todos los seres que moran en él son tragados poco a poco por la Nada, literalmente. Por ello, la Emperatriz llama a Atreyu, un joven guerrero de la tribu de los “hombres de hierba” que posee exactamente la clase de coraje, la valentía y la determinación que Bastián quisiera para sí mismo. Su misión es obtener una cura para la Emperatriz, salvando así al reino. Atreyu habrá de viajar de un lugar a otro del reino sin fronteras de Fantasia, encontrándose con muchos y muy diversos de sus habitantes; entre ellos a Fújur, un dragón blanco de la suerte. Eventualmente, descubrirá que él mismo no es capaz de rescatar a Fantasia: Su verdadera misión es conseguir que una criatura humana le dé un nuevo nombre a la Emperatriz Infantil. Sólo de esta manera, se podrá recuperar.

Bastián sigue, con mucho interés, las aventuras de Atreyu a cada paso. Sin embargo, se resiste a creer que él pueda, de algún modo, interferir en el curso de "La historia Interminable", a pesar de las fugaces pruebas que se le ofrecen. Él piensa que es muy poca cosa; se considera indigno e incapaz de semejante tarea. Por consecuencia, cuando la destrucción de Fantasia parece inminente, la Emperatriz Infantil en persona arriesga su último aliento para llamarlo. Es en el último momento que Bastián lo comprende y acepta que es él y no Atreyu quien salvará el reino y a la Emperatriz, dándole el nuevo nombre tan desesperadamente necesario: Hija de la Luna.

Como resultado, Bastián entra al universo de Fantasia. La Emperatriz le encarga crear un nuevo mundo a partir de su imaginación y sus deseos. Para ello, le hace entrega del medallón ÁURYN, el símbolo de la Emperatriz en persona, que le dará el poder de la creación sin límites. Así, con el poder del amuleto, Bastián empezará a pedir un deseo tras otro y verlos cumplirse ante sus ojos. Inicialmente, él trata de deshacerse de todas las debilidades que le han atormentado en su vida anterior. Él quiere ser fuerte, valiente, sabio y vivir muchas aventuras. Pero la Emperatriz no le advierte a Bastián que con cada deseo que pida, perderá un recuerdo de su vida pasada.

El muchacho, confundido por una hechicera llamada Xayide, tiene cada vez más ambición de poder, y eventualmente tratará de derrocar a la Emperatriz Infantil como soberana de Fantasia, provocando guerra, desolación y caos. Derrotado y casi demasiado tarde, se da cuenta que deberá ser capaz de reconocer su verdadera voluntad, porque sólo esto le podrá conducir de vuelta a casa. Si falla en esta tarea, permanecerá atrapado en el mundo de Fantasia -sucumbiendo incluso a la locura- pero si tiene éxito, podrá llevar la experiencia que ha reunido en el mundo de Fantasia a su vida en el mundo real, para beneficio de ambos.

Al final, tras haber perdido todos sus recuerdos, es gracias a la ayuda de Atreyu y Fujur que es capaz de encontrar el camino de regreso, a través de ÁURYN. Cuando Bastian vuelve a su mundo, se da cuenta que su padre realmente le quiere y se preocupa por él. Luego acude a la librería; inicialmente con la intención de devolver el libro, pero éste ha desaparecido. Bastian se lo cuenta al Sr. Koreander, quien muestra mucho interés en las aventuras del muchacho -pues resulta que él también ha sido un viajero al mundo de Fantasia-, y le confiesa al muchacho que hay más de un libro y más de un modo de ir y volver.

Personajes
Bastián Baltasar Bux  es el primer protagonista de la historia; es quien encuentra el libro y se dedica a leerlo, escondido en el desván de su colegio.A mitad del libro, Bastián se vuelve un personaje de La Historia Interminable, en Fantasia. Es investido con el amuleto Auryn, que le concede deseos. La Emperatriz Infantil le dice que cuantos más deseos pidiera, Fantasia sería más grande.Pero Bastián no sabe que por cada deseo que pide, enriqueciendo Fantasia, un recuerdo de su mundo real desaparece. Mientras la historia evoluciona Bastián sigue perdiendo recuerdos del mundo real mientras pide deseos en Fantasia. Confundido por la hechicera Xayide, traiciona a la Emperatriz Infantil y ataca la Torre de Marfil, hiriendo de gravedad a Atreyu. Casi sin recuerdos, y sin ellos, sin la posibilidad de pedir nuevos deseos, Bastián pasa por casualidad por la La Ciudad de los Antiguos Emperadores.Se embarca con los Yskálnari a través del Mar de Niebla, pasa una temporada en la Casa del Cambio junto a Doña Aiuola y finalmente pasa un largo tiempo trabajando en las entrañas de las minas del Minroud de Yor, buscando una imagen, un sueño olvidado, que lo ayude a encontrar su Verdadera Voluntad y así volver al mundo real. Con la ayuda de Fújur y Atreyu, regresa al mundo real como mejor persona, capaz de amar, llevándole de las Aguas de la Vida a su padre lo cual era su más profundo deseo. Bastián y intercambian historias de sus aventuras en Fantasia, a lo cual, Koreander revela que una persona puede volver a Fantasia tantas veces como pueda pensar en nombres para la Emperatriz Infantil, y sugiere que Bastián enseñará a otros el camino a Fantasia.

Atreyu  es un joven cazador de la tribu de los "Hombres de Hierba", también conocidos como "Pieles Verdes". Sus padres murieron a causa de un búfalo purpúreo poco después de su nacimiento, de tal forma que es criado por toda la aldea (Atreyu, en fantasio clásico o Gran Lenguaje, significa "Hijo de Todos"). Es a él a quien la Emperatriz Infantil encomienda la Gran Búsqueda, para salvar la tierra de Fantasia, encontrando la cura para la enfermedad que ella padece.

La Emperatriz Infantil es monarca de Fantasia, reside en La Torre de Marfil, palacio en el corazón del reino. Su descripción es el de una niña indescriptiblemente hermosa, no mayor de diez años, a pesar de ser infinitamente mayor que cualquier otro ser. Su cabello es de una blancura nívea, como su túnica, y sus ojos, del color del oro (Uno de sus muchos títulos es " La Señora de los Deseos, la de los Ojos Dorados")

A pesar de que ella es formalmente la gobernante de Fantasia, no interfiere con sus súbditos ni les impone otra obligación que el ser tal como ellos son, sin distinguir entre el bien y el mal, la belleza y la fealdad, siendo así, una Fantasia corpórea, razón por la cual, todos sus súbditos respetan su autoridad. Si ella muriese, Fantasia y todas sus criaturas morirían irremediablemente, pues ella es el corazón de toda Fantasia y todo vive gracias a ella.

Como La Vetusta Morla (una de las criaturas más viejas, sabias y poco sociables de Fantasia) cuenta en una de las aventuras de Atreyu, su edad no se calcula por años en el tiempo ("Ella es mucho más vieja que los seres más viejos de Fantasia [...] o más aún, no tiene edad"), sino por nombres, razón por la cual necesita continuamente que un humano, quien sólo puede nombrarla, viaje a Fantasia. Cuando ella necesita nuevos nombres, empieza a enfermarse, lo que se traduce en Fantasia que la Nada aparezca.
ÁURYN, (siempre con mayúsculas) es un medallón con dos serpientes esculpidas en relieve, una clara y otra oscura, que se muerden mutuamente las colas y con la frase "HAZ LO QUE QUIERAS" en su reverso. Es el símbolo de la Emperatriz Infantil, por lo que los habitantes de Fantasia lo respetan al punto de no pronunciar su nombre, sino que le llaman eufemísticamente La Alhaja , El Esplendor o El Pentáculo. El medallón brinda a su portador protección absoluta, ya que ningún ser de Fantasia se atrevería a atacarle. Cuando lo lleva un ser humano, Áuryn cumple sus deseos hasta llegar a su Verdadera Voluntad. Sin embargo el riesgo es que olvide al mundo real por completo y entonces no pueda volver. Además, al final del libro se rebela que es además el Portal que conecta el mundo de Fantasia y el mundo de los humanos.

Fujur  es un dragón blanco de la suerte, que son de los animales más raros de Fantasia, donde los dragones de la suerte no se parecen en nada a los dragones corrientes. Ellos son criaturas del aire y del buen tiempo, de una alegría desenfrenada, y a pesar de su colosal tamaño, ligeros como una nubecilla de verano. Por eso no necesitan alas para volar. Su cuerpo es largo y flexible, con escamas color madreperla. Sus ojos son de color rubí. Nadan por los aires del cielo lo mismo que los peces lo hacen en el agua. Desde tierra, parecen relámpagos lentos. Y lo más maravilloso en ellos es su canto.Su voz es como el repicar de una campana de bronce. Luego de que Ártax, el caballo de Atreyu murió, Fújur fue quien lo acompañó en la Gran Búsqueda.
Xayide  es una maga o hechicera (que tenía un ojo verde y otro rojo) que vivía en "La Mano Vidente" (un edificio en forma de una mano saliendo de la tierra con ventanas en forma de ojos) antes de ser derrotada por Bastián, para posteriormente ofrecércele como consejera. Sin embargo, sus verdaderas intenciones son sembrar la discordia entre Bastian y Atreyu.

La Historia interminable es un libro que se contiene a sí mismo. En la historia, aparece el libro, en la historia contada dentro de la historia, vuelve a aparecer. Cada vez significa algo distinto. En última instancia, seguir las aventuras de Bastián es seguir las peripecias de uno que es atrapado cada vez más por la literatura. En la primera parte del libro, se narra cómo es que el protagonista comienza a leer, qué es lo que lo fascina de los libros. En Atreyu ve a su ideal imposible.
A medida que Bastián lee, se hace cada vez más evidente que el llamado a darle ese nuevo nombre es él, pero le falta el valor: Lo que Ende quiere decir con esto no es solo lo que parece: Bastián se siente fascinado por sus lecturas, pero su destino no es solo leer, tarde o temprano él mismo se lanzará a la aventura de crear sus propias historias. Esto es lo que simboliza el “darle un nombre” a la Emperatriz. La nada se extiende por Fantasia porque los humanos han dejado de crear historias: ya no sueñan.

Viejo de la Montaña Errante:Este es, tal vez, el personaje más misterioso de la novela, tanto como la Emperatriz misma. Se dice que es el opuesto a esta: ella es una niña, él es viejo. Una pista se da cuando la Emperatriz escala una escalera de letras que lleva a su guarida: “las letras no siempre la trataban bien”. Tentativamente, podría aventurarse esta explicación, simplista: la Emperatriz infantil es la inspiración que hace nacer las historias. El Viejo es el rigor que se necesita para escribir, todo lo que es arduo de la escritura.

El único cometido que se recibe en Fantasia, "haz lo que quieras", no quiere decir que Bastián pueda hacer lo que se le antoje, significa que debe seguir sus deseos hasta que lo lleven a su Verdadera Voluntad. En efecto, nada es más difícil de encontrar en la vida que aquello que realmente se quiere. Nada es más difícil que saber lo que se quiere. Esta es la búsqueda de Bastián por Fantasia.

Se puede interpretar esto de modo nietzschiano. En Nietzsche, el símbolo de la verdadera voluntad, despojada de trabas, es un niño: como Bastián. Pero innumerables obstáculos se interponen en la búsqueda de esta. Y al hacer lo que no se quiere de verdad, se cae cada vez más profundamente en la perdición. Los deseos torcidos de Bastián hacen que olvide cada vez más su mundo natal, cosa que no le molesta, porque de todos modos no quiere volver allá. Sin embargo, el que nada recuerda nada puede desear. Cuando pierda el último recuerdo de su propio mundo, Bastián ya no podrá desear nada. ¿Acaso es una trampa de la Emperatriz Infantil? La regla interpretativa sigue siendo la misma: cuando el autor se pierde en su mundo fantástico, olvidando la “realidad”, ya no puede crear nada. La base para la creación es la propia realidad, no se la puede olvidar.